33 hombres y Cristo. 33 terrenos diferentes y el Sembrador. Así fue el cursillo 460 de hombres celebrado en la casa de nuestras hermanas de Las Rosas.
En cada uno de esos terrenos cayó la semilla. Todos, con más o menos resistencia, la acogieron finalmente y vi como se produjeron verdaderos milagros. En el resto, sé que esa semilla irá creciendo poco a poco según la Voluntad del Señor.
Fui sin pensarlo mucho. Yo ya era un “parruskiano” experimentado en este tipo de cosas. Pero el Señor sabe sorprender, incluso al hermano mayor del Hijo Pródigo con el que me sentí identificado en muchos momentos. Me mostró la fuerza de la oración como entrega a mi prójimo, y aprendí a hablar en alto al sagrario con la confianza de un hijo con su padre.
Doy gracias al Señor por tanta Gracia derramada en esos días, por los 33 nuevos amigos que me ha dado y por esta nueva comunidad que estoy descubriendo poco a poco.
¡De Colores!
Álvaro G.
Que emocion senti al leer este testimonio, recuerdo el año 97 cuando hice mi cursillo la felicidad mas grade es contar con la gracia de nuestro señor, andaba perdida en el tiempo, pero eso termino. ahora solo puedo decirle a todos los cursillista nuevos a seguir perseverando… de colores….